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domingo, 11 de noviembre de 2012

¿QUIÉN REPRESENTA A LA CLASE MEDIA ARGENTINA?

Por José Pereyra

Seguramente tendríamos primero que tratar de definir “clase media”, que problema, ¿la media de qué?, sin duda algún punto entre la clase acomodada y la clase pobre, no es así de simple, es tan subjetivo que hasta permitiría realizar un tratado del tema, no es la idea ahora. En Argentina, como en ningún país de Latinoamérica, que sigue siendo la región con mayores desigualdades del planeta, el concepto de clase media está muy arraigado y es que hubo épocas en que la mayoría de sus habitantes lo era, y otras en las que no fue tan así, muchos de los conflictos sociales se han originado a causa de la pérdida de esta condición de clase “media”, este momento parece más que interesante para que la sociedad argentina se revise a sí misma, tratando de no caer en las trampas de las confusiones de siempre que tienden a dividirnos, país dividido es un país que no avanza, es importante aclarar que unidos no significa que todos pensemos igual, al contrario, de la puja ideológica surge el verdadero avance, en mi opinión esta puja está ausente,  se observa un bajo nivel de discusión, se cae fácilmente en el insulto y no se sostienen las ideas con argumentos, los que parecen hablar bonito se estancan en simples declaraciones, sin mostrar un camino, una idea, de cómo alcanzar esa sociedad tan hermosa que declaman en sus discursos, los que no hablan tan bonito pronostican futuros apocalípticos y dictatoriales, sin libertad de expresión, lo cierto es que si la expresión estuviera vedada no podrían manifestarse por todos los medios como realmente lo hacen; amigos dejan de saludarse, familias discuten en la mesa, vuelven los caceroleros, todos gritan, nadie escucha, la intolerancia parece ganar unos pasos, el sentido común no es el más común por estos días.

Negar la realidad en conceptos socioeconómicos es como pretender jugar al fútbol con una pelota de rugby, pensar que los medios de comunicación son los que reflejan esa realidad es, para decirlo en términos muy suaves, naif, hemos comprobado en numerosas oportunidades cuanto de dirigido e interesado es el mensaje escondido en la información que se transmite, hoy las redes sociales han ganado un espacio importarte y son primeros actores en esta comedia, el problema es que casi todo es muy anónimo, pero fuerza tienen, me recuerdo la campaña por el partido obrero a través del twiter, consiguieron los votos necesarios a través de una red social que permite solo 140 caracteres, no voy a discutir la legalidad, es obvio que lo es, pero también es cierto que ese no es el camino de la democracia y la representación ciudadana, pena dio ver al líder de izquierda brindando con espumante francés junto a los que habían alentado su cruzada desde el twiter para obtener los votos necesarios, se votó por diversión, se consideró el asunto al mismo nivel que un chisme farandulero, estos twiteros, si duda, se consideran clase “media”, forman parte de un sector de la sociedad que no se da cuenta, o no le importa, quien lo representa, copian y pegan, reenvían, retuitean, facebucean, mailean (perdón al castellano), pero, realmente leen, analizan, piensan los contenidos o se trata simplemente de mantener la vorágine de la circulación de lo que llaman la “información”, al final el resultado es el mismo, no te metás, yo argentino, algo habrán hecho, cuido lo “mío” en lugar de lo “nuestro”, claramente se puede observar en las consignas caceroleras la ausencia de la preocupación social, son las mismas consignas que usaron para justificar la masacre del 55, el genocidio de los 70, la generación de la deuda externa que seguimos pagando, la fiesta neoliberal que terminó con personas comiendo de la basura. En un país de 40 millones que hoy produce para 300 millones…., los mismos que siempre nos hacían envidiar a “la Europa”, hoy llamativamente guardan silencio ante la triste realidad de países inmersos en una profunda crisis socioeconómica, con altísimos niveles de desocupación, con dirigentes que siguen apostando a los recortes, que profundizan invasiones y genocidios en países indefensos; la tan mentada “autodeterminación de los pueblos” solo funciona de acuerdo a la conveniencia del “mercado” La pregunta es simple, la clase “media” argentina cuando “ataca”, así entre comillas, con saña, con odio, con violencia verbal, con claras pretensiones destituyentes ¿se da cuenta a quién defiende?, no se trata de aplaudir ciegamente un modelo, ya lo mencioné antes, tratar de entender la realidad es el desafío, la realidad de lo que llevamos a la mesa de nuestras familias, de la educación que podamos brindar a nuestros hijos, del merecido y digno disfrute de la vida que deben tener nuestros jubilados, de prevenir en términos de salud y sanar a nuestros enfermos, de vivir en paz y sin miedo. Sin embargo la realidad nos ha pegado duro siempre; los medios de comunicación dominantes aplaudieron y apoyaron todos y cada uno de los golpes de estado, justificaron secuestros, torturas y desapariciones, acompañaron con campañas de desprestigio hacia las empresas del estado para que sean rematadas a precios viles, titulaban en sus páginas los prestamos que gentil y generosamente nos otorgaba el FMI, no les importaba de que forma eran sancionadas las leyes  que arruinaban a los trabajadores, daba lo mismo si era con un diputrucho o coimeando senadores, justificaron con beneplácito cada recorte que se imponía, eso sí, de la misma manera, cada vez que se inició un proceso de transformación con tendencias inclusivas, protección de la industria nacional, sustitución de importaciones, desarrollo de la obra pública, intervención del estado en la economía, participación activa de los trabajadores como eje del crecimiento, inversión en salud, educación, seguridad, asistencia a los más necesitados, etc. en cualquier época, con cualquier color político, los mismos medios, lo denostaron hasta su destrucción…., la historia tendrá sus interpretaciones, pero esto es una verdad objetiva, solo hay que revisar las tapas de los diarios más vendidos. En esta coyuntura la clase “media” argentina aparece como incapaz de reconocer lo que la beneficia y le conviene, pero lo preocupantemente grave es que no identifica lo que la perjudica, no se trata de caer en el error de ignorar el reclamo, como si viviéramos en un paraíso sin problemas, los hay y muchos. Existe un núcleo activo, conformado por factores de poder que mantienen y defienden sus privilegios a cualquier costo y también hay un sector de la clase media que le hace el coro, tienen recursos y lo han demostrado, pero comparar las cacerolas del 2001 con las del 2012 es caer en el reduccionismo de no analizar el entorno, las diferencias son abismales, no se trata de ningunearlas, pero tampoco tienen carácter histórico, la cantidad tiene una importancia relativa, se debe prestar más atención por aquellos preocupados legítimos, por los agotados frente al hecho de perder amistades o peleas familiares cada vez que surge el tema político, choques irreconciliables, la división de los argentinos, los riesgos de profundizar las diferencias, de fijarnos en los que nos separa en lugar de lo que nos une, se busca la confrontación en lugar del debate, la política no es un conflicto si hay pugna ideológica, se deben respetar las reglas de juego de la democracia, manifestarse y decir que no son destituyentes no es suficiente, también hay que parecer que no lo son, es preciso darse cuenta que las anteojeras no permiten ver más que intereses particulares y un país real requiere de un proyecto, hasta ahora este “movimiento” supuestamente opositor no lo manifiesta o no lo tiene, más bien aporta un clima de inestabilidad  muy funcional a los grupos empresarios, el desafío será ver si en esta ocasión la sociedad impide que suceda lo que hasta ahora siempre sucedió, que nuevamente perdamos clase “media” mientras las corporaciones ganan divisas que fugan de nuestro país, ningún liderazgo es eterno, tarde o temprano se acaba y surgirá uno nuevo, producto de la decisión popular, el calendario de elecciones debe ser el límite para el reclamo cacerolero, donde todos los sectores de la sociedad, incluso la clase “media” argentina tendrá la oportunidad de elegir sus representantes, eso sí, votar por quien seguro la va a perjudicar encuadra en un análisis psicológico de cual me eximo por falta de capacidad.

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